Igualdad social

Frank Arellano
Frank Arellano
Profesor de Historia y Maestro en Lingüística

La igualdad social se refiere a los principios de uniformidad y de equivalencia de los derechos y deberes de todos los miembros de una sociedad. Cada ciudadano debe contar con igualdad ante las leyes de su país para que se garantice la libertad y el bienestar a todos y para evitar la discriminación en cualquiera de sus formas.

En las sociedades modernas, la igualdad social está asociada con la igualdad de oportunidades que todas las personas deben tener para desarrollar sus talentos y cumplir sus anhelos. Además del respeto que merece su forma de ser, de pensar y de expresarse.

La igualdad también está vinculada al concepto de justicia social. Esta amplía los derechos y defiende que todas las personas tengan acceso a los servicios de salud, a una vivienda digna, a educación de calidad y a trabajos bien remunerados.

Instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han trabajado durante décadas para lograr extender la igualdad social en diversas naciones. Así, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) señala los ideales que deben ser protegidos e impulsados para alcanzar un mayor desarrollo a futuro unido a la igualdad social.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que las leyes escritas sobre la igualdad social son difíciles de poner en práctica, por lo que continúan siendo un objetivo a lograr.

Ejemplos de igualdad social

Para que el ideal de igualdad social se realice, este se debe expresar en acciones reales. Algunos ejemplos de igualdad en la sociedad se pueden exhibir cuando hay:

1- Derecho a la educación

Es fundamental para el desarrollo personal tanto económico como cultural. Está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La educación le permite a las personas acceder a oportunidades que mejoran su calidad de vida.

El acceso a la información es elemental para tener ciudadanos libres y con capacidad para pensar en el bien común. Sigue siendo un reto integrar a millones de niños a los sistemas educativos de muchas naciones.

2- Voto universal en las elecciones

A través del sufragio universal, todas las personas mayores de edad pueden escoger a las autoridades que los representan. La posibilidad de participar en los procesos políticos de un país le otorga a los ciudadanos igualdad de condiciones para elegir cómo quieren que su sociedad sea.

Esto no siempre ha sido así. La humanidad ha tenido que luchar en distintos períodos de la historia para que hombres, mujeres y miembros de todas las minorías puedan tener este derecho.

3- Acceso a la justicia en igualdad de condiciones

Este es uno de los principios esenciales de cualquier república o de cualquier gobierno democrático. Todos los ciudadanos tienen derechos que pueden reclamar ante cortes o tribunales si son vulnerados.

Así, las personas son iguales ante la ley sin distingo de su origen, su estatus socioeconómico, ni de su sexo o género. Los tribunales también deben ser imparciales ante la ideología política o el credo religioso de los individuos.

4- Libertad de expresión y opinión

Nos da a todos la capacidad de manifestar ideas sin ser juzgados ni molestados. La libertad de opinar es un derecho básico para tener una sociedad sana y honesta.

La libertad de expresión también nos entrega la capacidad de recibir y compartir información de medios de comunicación independientes. La internet se ha convertido en una herramienta fundamental para conquistar este derecho. Así tenemos la posibilidad de informarnos e informar a otros con igual oportunidad.

5- Equidad de género

La igualdad de género tiene como objetivo conseguir igualar los derechos, el trato y las oportunidades disponibles para hombres y mujeres en la sociedad. En tanto que la equidad de género permite consolidar una verdadera igualdad que acaba con la desigualdad histórica padecida por el género femenino.

6- Acceso libre a lugares públicos

El acceso a lugares públicos y sitios de esparcimiento no debe ser prohibido a nadie por motivos clasistas, raciales, religiosos ni políticos. Lamentablemente, en la historia ha habido sociedades en las que ciertos lugares fueron reservados para castas o selectos grupos sociales, lo que derivó en distintas formas de segregación y discriminación.

Es un derecho fundamental poder desplazarse y estar en sitios deseados libremente siempre que se respeten las leyes.

7- Derechos de las minorías

Estos derechos colectivos son concedidos a grupos minoritarios en términos religiosos, étnicos y lingüísticos, políticos o de género y orientación sexual. Se procura que haya no sólo tolerancia sino respeto por las distintas formas de ser y expresarse de la humanidad. Así como también que todos los grupos sociales puedan contar con representación política que proteja su modo de vida.

8- Derecho a la salud

El acceso a servicios sanitarios es necesario en una sociedad justa. La salud pública tiene como meta garantizar a cualquier persona el tratamiento para mejorar su condición física o psicológica, para que así tenga una vida digna y plena.

9- Derechos para las personas con discapacidad

Se establecen mediante leyes que toman en cuenta las necesidades especiales de personas o grupos sociales específicos. De esta forma, se aspira a derribar los obstáculos que enfrentan por su condición física o mental, facilitando el acceso al trabajo y generando equidad en las oportunidades.

Igualdad, desigualdad y diversidad

La igualdad social no significa que todas las personas deban ser semejantes. El mundo actual se caracteriza por su diversidad. Y así la igualdad social demanda que las particularidades de cada persona sean respetadas.

Estas características individuales o grupales exponen la amplia diversidad que existe por razones hereditarias (el idioma que se habla, el color de la piel, o incluso alguna discapacidad física) o por una preferencia elegida (un partido político, una creencia religiosa, etc.). Los derechos humanos nos igualan ante la ley porque son universales y tales diferencias individuales o sociales no deben ser causa de maltrato ni de desprecio.

Las manifestaciones contrarias a la igualdad son la desigualdad y la discriminación. La desigualdad se da cuando hay grupos de personas favorecidas injustamente, causando perjuicio a otras. La discriminación surge cuando se trata de manera desigual a otras personas por su “raza”, clase social, sexo, edad, religión, ideología política o condición física.

Un ejemplo de desigualdad social que se difundió por discriminación racial fue el Apartheid en Sudáfrica. Este sistema de segregación creaba leyes para separar los lugares de estudio, las viviendas y hasta los sitios de recreación a los que asistían las personas negras y blancas. Por lo que el grupo de personas blancas gozaba de acceso a mejores lugares, dando lugar a un racismo institucionalizado. El sistema fue finalmente desmantelado entre 1991 y 1994 con la vuelta de la democracia al país.

La igualdad social como valor

Organismos internacionales como la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y la ONU han declarado que la construcción de la igualdad social es un compromiso de todos.

Con este objetivo se precisa educar a las personas para formar una cultura que promueva el respeto y el reconocimiento entre todos los seres humanos. Esa cultura común debe valorar la diversidad de las comunidades y comprender que existen distintas necesidades personales y sociales.

Por ejemplo, en la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (2001), la UNESCO señala el valor de mantener las expresiones culturales que le son propias a cada pueblo. Esta institución ha pedido a los gobiernos que incorporen en sus programas de educación cívica contenidos sobre la importancia de la herencia cultural, las tradiciones, el respeto mutuo y la protección de las lenguas indígenas.

Estos son componentes fundamentales para promover la igualdad entre distintos sectores de la sociedad. A los gobiernos del mundo les corresponde cumplir su papel para proteger la igualdad como valor social y también para superar los remanentes de menosprecio, segregación o discriminación que haya al interior de una comunidad.

La aplicación de leyes y la protección de derechos es esencial para alcanzar estas metas. Como miembros de la sociedad civil todos tenemos la responsabilidad de hacer que los Estados cumplan sus compromisos.

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